A diferencia de lo
que el gobierno asegura una y otra vez, la ciencia española ni es poca, ni de
baja calidad. Se nos ha ido repitiendo esta afirmación durante mucho tiempo con
el intento de justificar una sangría presupuestaria al sector de la
investigación.
Si nos atenemos a los
datos, en la última década, el sistema español de I+D+i ha duplicado la
cantidad de producción científica, su calidad y el grado de transferencia
tecnológica. Los datos que utiliza el ministerio a la hora de afirmar que
nuestra investigación es mala tienen dos claros sesgos, no contabilizan el
antecedente histórico y no valoran las condiciones de trabajo. Obviamente
España ha de mejorar en temas de investigación y desarrollo pero ateniéndose a
los datos podemos decir que el máximo factor limitante que impide la mejora es
la falta de financiación.
España está dejando
pasar oportunidades muy importantes. Desde el inicio de la crisis hemos ido
viendo una bajada paulatina en el gasto, por parte de la administración, en
I+D+i. Esta disminución, justificada en un marco de recortes globales, ha
provocado que el ya escuálido sistema científico español estuviera al borde del
colapso. Como bien sabe el gobierno, recortar en I+D+i es muy
agradecido. Esto, responde a que el ciudadano medio no ve de forma directa tal recorte aunque no evita, que a lo largo de los años veamos como esa falta de inversión transforma a España en un
país más pobre.
Como caso estrella,
encontramos a la joya de la corona de la investigación española, el CSIC. Este,
se ha visto casi en la quiebra técnica debido a sus dificultades
de tesorería consecuencia de la falta de financiación por parte de la
administración. El gobierno tuvo que aprobar un crédito extraordinario de 104
millones, de los cuales 25 se utilizaron para salvar al CSIC. Si esta situación
ha llegado a las más altas esferas científicas de nuestro país, ¿cómo han de
estar muchos centros dependientes de universidades españolas?
Para los presupuestos
de 2014 el ministerio prevé invertir 5.633 millones de euros en I+D+i, lo que supone un 1,3% más
que el año pasado. Aun con este aumento, el sector sigue en números rojos, muy
por debajo de lo que reclamó el colectivo carta por la ciencia que reclamaba un
aumento de 636 millones de euros cada año para volver a alcanzar el nivel de
2009.
Es
por todo esto que si queremos que nuestro país encamine una recuperación basada
en una economía sólida, del conocimiento, diversificada y sobre todo, evitando
al máximo las burbujas uni-sectoriales, hemos de apostar claramente por la
investigación.
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